Mi genio amor…

Por el Juancho Mazzeo (ig: @largavida.alrock.radio)

Si empiezo a desconfiar de mi suerte, estoy perdido…

Un llamado a las 4 de la tarde del viernes 18: “- el bondi se rompió y no consigo otro porque es finde largo, y no hay nada disponible”. Uhhhh… “- tranqui, es fácil llegar desde Retiro al Ducó”. Ja! Mi desconocimiento sobre CABA es tan grande que solamente pienso en cuándo inventarán la teletransportación. Mientras puteo por lo bajo y me arrepiento de haberle dicho al mecánico que no iba a necesitar el auto hasta la otra semana, que no había apuro, reviso la mochila por última vez y salgo a tomar el bondi de las 17.30 desde San Marcos, silbando inconscientemente “Mi genio amor”…

Paso por La Falda a esperar al comisionista que me retiró la acreditación y recibo respuesta desde Rosario. La voz áspera dice “- sisí, me queda lugar, salimos a las 6 desde la plaza”.

Acreditación en mano, salgo a buscar bondi que me deje en Rosario a las 6 del sábado. Terminal de Córdoba capital, 23hs: solo escucho “- nada, recién mañana a las 12 del mediodía”. Mientras estudio en un plano cómo carajo llegar de Retiro a Huracán, aparece un grito en el silencio de la terminal “- ehh Rosario!!! Te conseguí un pasaje!!!”. El chango de El Turista salió a buscarme porque se liberó un lugar.

Salimos a las 7 de la mañana de Rosario: subí al bondi, saludé a mi pueblo, Fighiera, desde la autopista, y me dormí. Cerca de las 13hs estaba disfrutando del barrio de Parque Patricios, caminando, comenzando a hacer el registro de toda la previa, de la llegada de las tribus, de las bandas, de toda una mística ricotera que se va transmitiendo a las nuevas generaciones y que hacen del encuentro un momento de placer, de abrazos, de risas, de disfrute, de amor. Banderas, remeras, heladeritas, humo y la voz de Indio sonando por todas partes te dan una pista, mínima, para intentar comprender esa frase dicha por Carlos Solari hace 25 años en Olavarría: “esta banda pertenece a ellos». Hay que vivirlo, no se puede describir.

Mientras camino y registro banderas y juntadas, intento deletrear “Fighiera: ge hache, nono, no es Figuera, en lugar de U va la H, Fighiera, es mi pueblo” para que me encuentren en las redes sociales y puedan ver las fotos. Voy escuchando historias, identificando personajes de Villa Mercedes y de Montevideo. Paso por Los Patos y Luna, la plaza donde están las pibas haciendo el mural de “No me toques”, una movida que va tomando cada día más fuerza para que las pibas puedan disfrutar sin ser violentadas. Pasadas las 17hs, horario de apertura de las puertas, comienzo a caminar para el lugar por dónde ingresamos les fotógrafes. Hago tiempo en las vallas de la Cabecera B: siguen llegando las bandas, ayudo a indicar por dónde ingresar, y disfruto viendo familias ricoteras con vestimenta para la ocasión: gorro, remera, bandera, y entrada en mano. Y hermosas sonrisas en cada rostro.

Un rato antes de las 19.30 me fui para Lavardén y Miravé: unos minutos antes de las 21hs viene Luz (que junto con la Deb, la maquilladora, son esa parte de la banda que laburan para potenciar lo que vemos en el escenario) para darnos las indicaciones de la cobertura. Ni bien pisamos el césped del Ducó, los primeros acordes de “Rock para el negro Atila” dieron comienzo a una ceremonia inolvidable.

Y nuevamente ese instinto de querer salir al pogo hasta que me doy cuenta que tengo una mochila y una cámara en la mano: Rock para el negro Atila, Mi perro dinamita, Unos pocos peligros sensatos, Un Ángel para tu soledad, Tomasito, podés oirme?, Martinis y tafiroles, Ramas desnudas, la voz de Indio en Yo Caníbal, Motor psico, Superlógico, Yo no me caí del cielo, Había una vez, El charro chino, Todos a los botes, nuevamente Indio en Encuentro con un ángel amateur, Shopping Disco Zen, Todo un palo y un primer descanso para ese mar de cuerpos que salían del pogo a tomar algo de agua a los costados del escenario (cómo laburaron esos muchachos de seguridad!!!), y dejar que las tribunas también dejen de temblar por el agite que reinaba.

Se apagan nuevamente las luces y un cuarteto de cuerdas sube a acompañar a la banda. Si de Montevideo recomiendo “El blues del noticiero” en la voz de Débora, en el Ducó viajé con “Espejismo” y esas cuerdas que fueron puro placer. No dejen de escuchar esa versión.

El segundo bloque siguió con: El tesoro de los inocentes, Ostende Hotel, Gualicho, Etiqueta negra, nuevamente la voz de Indio en Nuestro amo juega al esclavo, Vino Mariani, Porque será que Dios no me quiere?, El martillo de las brujas, Preso en mi ciudad, Ya nadie va a escuchar tu remera, El pibe de los astilleros, Buenas noticias, Héroe del whisky, Mi genio amor, Todo preso es político, y cerraron con Divina Tv Fuhrer.

Los cuerpos de +40, como leí en la red del pajarito, a esa altura ya necesitábamos un ibuprofeno sabiendo que todavía faltaba más: un tercer bloque que nos dejó con la esperanza de saber que hay fundamentalistas para rato. To Beef or not to beef, Juguetes perdidos, el Mister nuevamente en Flight 956, Mariposa Pontiac, Jijiji y así pegado, como para que salgamos del estadio arrastrando las patas, Ella debe estar tan linda.

Ufff… la sonrisa en mi rostro todavía perdura…

Un par de cuadras caminando arrastrando los pies y llevado por la inercia de la multitud, encontrar el bondi, subir y despertar entrando al Parque de la Independencia. Terminal de Rosario, un desayuno y volver a la docta en un viaje de 7hs de viaje (sip, el chaski era más rápido).

Llegué a las 19hs a San Marcos Sierras, justo para ir a la radio a hacer mi programa de rock y seguir recontra manija, sonriendo, feliz, silbando “Mi genio amor…” porque sí, “si empiezo a desconfiar de mi suerte, estoy perdido…”

Gracias Indio y quienes forman Los Fundamentalistas (que son más que lo que vemos arriba del escenario) por la entrega de amor en cada ceremonia, por la selección de temas y por lograr que soñemos en colores…

Indio, ojalá te llegue todo nuestro amor… siempre extrañándote…

Pd: va un humilde intento de reflejar por medio de fotografías la continuidad de esa cultura o movimiento cultural ricotero.

Gracias a las tribus por permitirme robar una imagen y el buen trato hacia les fotógrafes que compartimos está pasión.

Gracias a Luz Espeche y sus secuaces por la paciencia y la amabilidad.