Las leyes de la física, sin variaciones importantes en verano, por Ch. Astorelli

Llegó enero y San Marcos Sierras entra en lo que aquí, como en mucho pueblos turísticos, denominamos “la temporada”. Queremos darles la bienvenida a todos. Invitarlos a disfrutar paseando por los callejones y refrescándose en nuestros ríos, escuchando nuestra música, viendo nuestro teatro, visitando a nuestros artesanos… gozando de los diseños y colores de los insectos y sus mutaciones. En suma, que todo aquel que pasea por San Marcos aprecie y goce sus vacaciones. Pero –siempre hay uno, incluso en verano- también queremos aprovechar la oportunidad para hacerlo tomar conciencia, estimado visitante, de la contaminación que implica la práctica del turismo en el planeta.

No es que lo comparemos a usted con una bolsita de nylon o con una barra de uranio enriquecido. Ocurre que sabemos, tras tantos años viviendo en San Marcos Sierras, que el ejercicio del merecido descanso a veces no repara en la polución sonora y visual, ni en los roces propios de toda aglomeración de gente. Así que deseamos dar a los turistas algunas recomendaciones, ponerlos al tanto de algunas situaciones que año tras año se repiten. Unas pocas, que tampoco podemos extendernos demasiado, aunque tela para cortar, hay… Por ejemplo:

-San Marcos Sierras es un lugar que gusta del arte: cirqueros, actores, acróbatas y teatreros componen nuestro paisaje cotidiano, y mucho más en temporada cuando a los artistas locales, se suman los del verano. No obstante tenga en cuenta que: un malabarista en el centro de la plaza desplegando su arte con sus clavas al aire puede ser un regalo para los sentidos; ahora, cuando el círculo de la plaza aloja a tres, cuatro o cinco grupos de malabaristas revoleando cosas al aire, la cosa se transforma en un riesgo de lesiones craneales que preferimos evitar. Esto en verano o en invierno, ya que los postulados básicos de la física referidos a este punto no sufren ninguna alteración con la temperatura, la presión u otras variables climáticas.

-La caminata: caminar por las calles de San Marcos es, cómo decirlo, una experiencia inigualable, que el turista descubre enseguida, disfruta, ejerce y va perfeccionando con percepciones sonoras, paisajes aéreos y una serie de estímulos que distraen y embelesan. Por eso, tenga en cuenta que: en la calle por donde usted camina –casi no hay veredas- disfrutando de sus vacaciones, pasan bicicletas, autos, motos, gente que camina un poco más rápido… Para nada pretendemos que cambie su ritmo, pero sí necesitamos que comprenda que los demás están ahí, que hay gente que está haciendo otra cosa y que simplemente quiere pasar. Por favor, brevemente, con una sonrisa, si esta situación se le presenta, hágase a un lado y siga disfrutando de su paseo.

-La música. La música en San Marcos Sierras, más que importante, es parte esencial de nuestra vida, nuestros vecinos, nuestro espíritu. Zambas, chacareras, gatos enteros han nacido en nuestro valle. Pero –otra vez, sí- en verano también hay artistas de diversos orígenes, gustos y cultura que nos vistan. Muchos vienen a vacacionar, muchos otros vienen a eso, pero igual si pegan una fechita, se la hacen. A ellos les solicitamos encarecidamente que tengan en cuenta que los bares que hay alrededor de la plaza están uno pegadito, pegadiiiiiiito al otro, y que cuando dos músicos cantan o tocan, lo más deseable para el oído que escucha es que canten o toquen lo mismo, por un principio estético-sonoro que sería muy largo aquí desarrollar. Por eso, si trabaja con la música en la calle, espere que su colega termine para empezar su show, que igual la gente no se va a ninguna parte.

-Después está el aspecto gastronómico. Horas de río, sol y caminatas…  configuran una situación dietaria apurada: lo que podría graficarse, si pasaron las 11 de la noche, como una jauría de perros atados a centímetros de una docena de pollos rostizados habitándonos el estómago. Pues bien, a pesar de esto, no deje de tener en cuenta que: este lugar es un sitio tranquilo, donde el tiempo… cómo decirlo, no tiene el mismo valor que en las grandes ciudades. Digamos que sabemos-podemos-aprendimos-nos acostumbramos a esperar más. Consideramos que el tiempo que transcurre entre que uno pide un plato en un restorán y ese plato llega, no es un tiempo muerto. Es decir: la vida está pasando en ese lapso: seguimos siendo protagonistas, teniendo capacidades de disfrute, reflexión, etcétera, cosas que podemos hacer mientras esperamos a que llegue el pedido. A esto se suma que una gran cantidad de gente pidiendo comida al unísono, puede producir demoras acá y en la China. Por eso, no se impaciente, ande siempre con una galletita para los perros de su panza, un huesito, algo…

En fin, amén de todas estas pequeñas recomendaciones que buscan hacer más ameno el verano sanmarqueño, lo importante es que si nos tomamos la molestia de hacerlas, es porque usted indefectiblemente va a venir aquí y nosotros estamos acá. Lo que quiere decir que vamos a convivir y eso, siempre, es una oportunidad. Por eso –resumiendo y haciendo gala recién ahora de cierto poder de síntesis- lo invitamos a que recuerde que si bien al que madruga Dios lo ayuda, no por  mucho madrugar, maduran antes los higos. De corazón les deseamos, las mejores vacaciones de su vida.