Mercado apicola y cooperativas: hacia el fin del eurotambor, por Carlos Muñoz

Mercado apicola y cooperativas: hacia el fin del eurotambor

por Carlos Muñoz*

El mercado apícola argentino estuvo históricamente marcado por dos mitos. Por un lado, el que sostenía a Europa como principal comprador de nuestros productos, consolidando por mucho tiempo una lógica de producción en donde la rentabilidad le estaba prácticamente vedada a los pequeños mieleros. Por otro, y ligado al primero, el que aseguraba que solo se podía exportar a tambor, lo que además de limitar el valor agregado del envasado y el fraccionamiento, cercenó en la cultura productiva de baja escala la búsqueda de nuevos negocios, de innovación y de desarrollo de valor agregado. Hoy esta situcación está cambiando, y todo cambio impone una mirada de repaso a la historia reciente, para proyedctar en el corto, mediano y largo plazo.

Europa fue siempre el principal mercado importador de la miel Argentina, con alrededor del 70% del volumen de compra. Hoy, por la resistencia a los OGM (Organismos Genéticamente Modificados) del otro lado del Atlántico, el mercado europeo se encuentra aún estancado y se ha ampliado la brecha respecto del mercado estadounidense, que es un excelente comprador y consumidor de miel. Los principales exportadores orientaron su negocio hacia allí: un gran consumidor de miel hacia donde cerca de 10 empresas que manejan más del 65% de la producción nacional enfocaron sus producciones…

Es en este escenario que las políticas del Gobierno Nacional han irrumpido con un nuevo enfoque: el de abrir nuevos mercados además del estadounidense. Y en esa búsqueda, darles más fuerza y protagonismo a las cooperativas. No es que antes no llegara la miel argentina al exterior; de hecho lo hacía vía Alemania, que además de un gran comprador de miel argentina, era un gran vendedor que buscaba colocar productos derivados a partir de nuestra materia prima. Pero hoy la perspectiva predominante cuando se piensa en el impulso de la producción apícola nacional, es apoyar a las pequeñas y grandes cooperativas hacia la comercialización en el exterior, no ya con una Argentina proveedora de tambores de miel, sino también de productos fraccionados.

En ese contexto, se ha ayudado recientemente a las cooperativas para que participen en Angola y en la Feria de Argel, que es la feria musulmana más grande de alimentación en África. A nivel regional, la mesa de productores de San Marcos Sierras participó a través de la Cooperatva La Regional y a través de la FECOAPI (Federación de Cooperativas Apícolas). De esta manera, la miel nuestra estuvo presente en Argel con excelentes resultados, rompiendo además del mito del tambor, aquel que aseguraba que solo valían las mieles claras, degradando las nuestras en precio frente a otras. Esto se vio en la preferencia por la miel del delta, que fue la primera elegida en África, seguida en segundo lugar por la miel de monte. Las consultas sobre los productos argentinos que hacían los participantes en la feria eran predominantemente sobre mieles oscuras y fraccionadas en potes de medio kilo a precios finales más que interesantes para el productor argentino. Este escenario es nuevo para la producción nacional y más aún, con la presencia de productores cooperativos, para nuestra región. Se abre una nueva etapa con una revolarización de nuestros productos, con protagonismo en mercados hasta ahora vedados y con una revalorización en el precio final que implica un aire para la castigada producción argentina. Algo impensado hasta hace muy poco, cuando se afirmaba que el fraccionamiento era inaccesible para nosotros (por supuesto, un enfoque funcional a las empresas dominantes de la Argentina).

Mercado interno

A esta alentadora perspectiva exportadora, hay que sumar un fuerte fomento del mercado interno. Hoy las cooperativas de todo el país disponen de dos puestos conjuntos en el Mercado Cenral, a través del Ministerio de Desarrollo de la Nación. La mesa local de productores de San Marcos también participa de este espacio a través de la Cooperativa la Regional, además de cooperativas de Dean Funes, Traslasierra y Villa de Soto. Se trata de dos stands de 7 metros de ancho, que venden mieles con alrededor de 14 floraciones distintas. Unas 16 marcas con las características de cada región, bajo el slogan “Del productor al consumidor”. La atención es rotativa y los productores de San Marcos van cada cinco fines de semana, con los gastos pagos por la Secretaría de Economías Regionales: una política que insume mínimos recursos al Estado, pero sin la cual sería sencillamente imposible acceder a un punto de venta tan importante.

La presencia en el Mercado Central es relevante, además de por el volumen de venta potencial, porque la gente está comenzando a conocer las diferencias entre mieles, claras y oscuras; entre las distintas floraciones, por qué es sólida, por qué es líquida, en una experiencia comercial que educa y fomenta el consumo interno de la Argentina. Miel vendida por apicultores. El comentario general en el Central es “por fin miel buena”, “en el supermercado te venden una porquería, liquida, carisima”, y esto es interesante que los productores lo vean. Cómo es vender en un lugar donde pasan 60 mil personas por fin de semana. Estamos hace cuatro o cinco meses y en el aspecto económico, ya se percibe el cambio: estamos pudiendo cobrar unos 22 pesos por kilo (al público, $27), lo que es un buen precio, y con una única subvencion en el desplazamiento, además del costo del estand, donde todos los precios de todas las cooperativas es unificado. Esto quiere decir que lo que hace la diferencia es el tipo de miel, en lo que se ha transformado en una excelente campaña de difusion de miel en el mercado interno. Algo que faltaba para lograr una mejor valoración interna del producto miel, que no es solo para endulzar un café o un te, o algo que se consume cuando se tiene gripe en invierno. Estamos hablando de un alimento con alto contenido de proteínas, de aminoácidos, un valor nutricional altísimo en un producto sobre el que no interviene el hombre más que en la recoleccion y el envasado.

Hoy la mesa local de productores está vendiendo en el Mercado Central cerca de un tambor por mes, lo cual es interesante para el volumen de venta normal. Pero lo mejor de esta oportunidad es la difusión del producto. Eso se está notando en la tendencia alcista del consumo de miel, más allá del invierno. Históricamente, la producción argentina ha sido de unos 80 millones de kilos. Contando los algo más de 40 millones de habitantes que tiene el país, estamos hablando de apenas dos kilos por cabeza y por año para agotar la produccion nacional. Este objetivo no es una cosa inalcanzable si se considera que hoy por hoy estamos con un consumo interno muy bajo, de 300 gramos per cápita al año, cuando hay muchos países que consumen entre tres y cuatro kilos de miel por año por persona…

Esta perspectiva impone preguntarse si existe capacidad productiva para ampliar. La respuesta es que sí. El sector apícola es un sector que viene muy golpeado hace años, y eso se ve en el precio acopiador actual: hoy está más barato que hace dos años, con una inflación importante en ese periodo. Lo que habla de un sector productivo que veńía en franco repliegue, pero también de una capacidad potencial de ampliación en un contexto donde se están dando las condiciones necesarias para el crecimiento del mediano y pequeño productor: poder fraccionar defendiendo muy bien el producto y buscando añadir valor agregado por medio de los derivados.

Hoy podemos decir que nunca hubo una política de fomento del sector apicola como la de ahora. El sector mielífero siempre fue vulnerable y nunca hubo una potencia de respaldo como hoy, detrás de los pequeños apicultores. Sí hay grandes productores, unos pocos, que tienen espalda y tienen resto. Pero el sector apícola de la Argentina se compone de muchos más que tienen capacidad técnica, conocimiento y no cuentan con el resto económico para impulsar su actividad. El impulso también se está percibiendo en San Marcos, donde empieza a haber más interés, internamente, por la mesa de productores. Se están divulgando las actuales políticas de fomento y eso se refleja en consultas de nuestros mieleros de cómo hacer para participar. Queda seguir y transitar el crecimiento. Por definición, el productor de miel es optimista. Y optimismo es lo más importante para recorrer cualquier camino.

*Apicultor de San Marcos Sierras