Bielorrusia: en medio de las protestas que piden su renuncia, Lukashenko se mostró con un fusil de asalto AK-47

Bielorrusia: en medio de las protestas que piden su renuncia, Lukashenko se mostró con un fusil de asalto AK-47

Foto: AP / TV estatal de Bielorrusia

Ya van más de 15 días de protestas masivas contra el presidente Alexandr Lukashenko en múltiples ciudades de Bielorrusia por sospechas de fraude electoral. La oposición denuncia persecución, censura, arrestos y torturas a opositores, mientras el gobierno se acerca a Moscú y afirma que las protestas se encuentran digitadas desde Estados Unidos y los países limítrofes bajo la órbita de la Unión Europea. Las detenciones, que superan las 6 mil personas, ahora se focalizan en líderes sindicales y opositores destacados. Mientras tanto, Lukashenko se muestra armado y blindado, con un fusil y un chaleco antibalas. Por Matías Cervilla, para ANRed.


En medio de las protestas, que ya superan los 15 días, el “último dictador de Europa”, como se conoce en Occidente a Alexandr Lukashenko, llegó al Palacio de la Independencia, su residencia oficial, portando un fusil de asalto de tipo AK-47 y un chaleco antibalas.

Así lo muestra un video que lo capta mientras baja de un helicóptero con su hijo Nikolai, de 15 años, también con un AK y un chaleco antibalas. La AK-47 es un fusil de asalto de origen soviético que suele conocerse por el apellido de su creador, Mijaíl Kaláshnikov. Históricamente ha representado la resistencia popular antiimperialista y es el arma de fuego más difundida de la historia, con más de 80 millones de unidades fabricadas.

Protestas masivas, huelgas y detención selectiva de opositores

Esta exhibición de parafernalia militar por parte del presidente electo por sexta vez consecutiva desde 1994 se da en el contexto de las crecientes protestas masivas en distintos puntos de la ex república soviética. El pasado domingo más de 100 mil personas, según afirman medios locales, se concentraron en la Plaza de la Independencia frente a la cual se encuentran la Casa de Gobierno, la Comisión Electoral Central y la Cámara Baja del Parlamento, para marchar por el centro de la ciudad. Las principales consignas fueron y son el reclamo de que Lukashenko deje el poder, el llamado a elecciones libres y transparentes, y una investigación imparcial de la represión estatal de los días siguientes a las elecciones.

Luego de una escalada represiva y detenciones masivas durante los primeros días de protestas -más de 6 mil según fuentes oficiales-, durante la última semana el gobierno parece haber cambiado de táctica al realizar detenciones selectivas a los líderes de las protestas. Entre otros, Aleksándr Lavrinovitch, presidente del comité de huelga en la Fábrica de Vehículos Pesados de Minsk, y Anatoli Bokun, copresidente del consejo de huelguistas en la fábrica de Belaruskali, uno de los mayores productores de potasio del mundo. Además, en la Fábrica de Tractores de Minsk (MTZ), pocos días atrás fueron detenidos los opositores Sergei Dylevsky y Olga Kovalkova acusados de organizar una “huelga ilegal”. Ambos son miembros del Consejo de Coordinación, una entidad que tiene la finalidad de lograr el traspaso del poder, fundada por la candidata presidencial opositora Svetlana Tijanovskaia, que se encuentra exiliada en Lituania.

Desde su exilio, la opositora y también esposa del otrora candidato, vetado y detenido, Serguéi Tijanovski, afirmó en una videoconferencia ante los eurodiputados del comité de Asuntos Exteriores que “ya no somos la oposición, ahora somos la mayoría. Se está produciendo una revolución pacífica”, y que “la revolución en Bielorrusia no es una revolución geopolítica. No es una revolución pro-rusa ni anti-rusa. No es una revolución anti-UE o pro-UE. Es una revolución democrática”, según consignó el portal Euronews.

Por su parte, Lukashenko acusa a los Estados Unidos y la Unión Europea de organizar las protestas desde los países vecinos. Así pone fin al intento de acercamiento pro-europeo y occidental mostrado en los últimos meses y recupera el apoyo de Vladimir Putin, que había perdido tras tensiones en los años recientes. El pasado sábado en un acto en su apoyo, el mandatario pidió a la población que perdone a las fuerzas represivas si “cometieron errores”, y prosiguió con la idea de que las fotografías de lesiones sufridas por la represión estatal eran falsas.

La policía detiene a un manifestante en la Plaza de la Independencia en Minsk. 24 de agosto de 2020 | Foto: tut.b

Sin embargo, el Centro de Derechos Humanos Viasna elaboró un informe en el que recogió testimonios, fotos y videos de 450 detenidos y torturados por la policía, el ministerio de Asuntos Internos y otras fuerzas gubernamentales de Bielorrusia. El informe afirma que “más de 6.000 personas fueron detenidas, mantenidas en régimen de incomunicación durante un máximo de 10 días, y al menos 450 de ellas golpeadas, humilladas y torturadas por agentes del orden.”

Asimismo, el documento denuncia el rol de los medios de comunicación estatales al afirmar que “lanzaron una campaña para justificar la tortura y la brutalidad como respuesta a las protestas y las denuncias de lesiones a funcionarios del Ministerio del Interior”.